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Gabriel Moretti, periodista del Diario de Baradero, recuerda al periodista deportivo Miguel Ángel Di Vietri que falleció este lunes a la madrugada.

En la década del 60, madre de tantas cosas trascendentes, en la Plaza Colón ocupada entonces por el Club Sportivo, se realizó un memorable torneo de «baby» fútbol al que concurría mucho público y del cual surgieron varios jugadores importantes para nuestros clubes. En uno de los equipos atajaba Miguel Ángel Divietri que, por entonces, era un grandote, tenía un físico imponente y su vestimenta totalmente negra lo hacía aparecer como una figura preponderante, y lo era, de aquel torneo. Miguel, a la postre una persona de baja estatura, explicaba que por esos años era casi de la misma estatura que alcanzaría en su mayoría de edad «fui grandote de chiquito y chiquito de grandote» solía decir con humor. Puede decirse que, desde entonces, Miguel se hizo popular en Baradero, años más tarde, empezó a trabajar en una fábrica de juguetes ya hace años desaparecida, en la que, por intentar destrabar una pieza de plástico que había quedado retenida con la mano, en lugar de hacerlo con una herramienta adecuada, perdió la mitad de uno de su dedo índice derecho. Miguel, aprovechó innumerables veces la secuela de aquel infortunio: a algunos pequeños les decía, «mirá lo que hago» y rápidamente introducía su dedo en la boca y lo extraía «por la mitad» diciendo: «Me lo comí» y en cierta ocasión, uno de los chicos salió llorando asustado; también usaba su medio dedo cuando, en su pasión futbolera, se prestaba para hacer de árbitro. En algna ocasión dijom a los jugadores: «Voy a adicionar un tiempo que nunca han visto» y a continuación marcaba los minutos que iba a agregar al juego utilizando su medio dedo y decía, riéndose: Se jugarán (por ejemplo), tres minutos y medio más».

Miguel era un fervoroso convencido de sus ideas que defendía con singular apasionamiento y eso lo llevaba a ser discutidor de todo lo que no encajara en su visión de las cosas; hay un ejemplo inolvidable. En cierta oportunidad, en la Plaza Mitre, Miguel estaba con un grupo de amigos y alguien preguntó la hora; uno contestó las tres y Miguel, las tres y cinco. La diferencia bastó para que Divietri se pusiera a discutir cuál era la hora exacta asegurando, por supuesto que era la que suministraba su reloj; como su contendor no cediera Miguel exclamó: «Te juego a reloj perdido cuál es el que tiene la hora exacta» acompañando las palabras con un gestro que fue el de golpear su reloj con un dedo de la mano tras lo cual su reloj saltó por los aires despredido de la malla y perdiendo hasta el vidrio una vez caído en el piso.

Durante muchos años fue fumador empedernido manteniendo una curiosa costumbre cual era la de abrir el paquete por el lado opuesto al considerado «normal», sacar el primer cigarrillo afuera y volver a introducirlo al revés de como estaba antes de sacarlo. Los cigarrillos de Miguel eran de todos ya que jamás le negaba uno a quien se lo pidiera y algunos, sabedores de ello, a veces abusaban de su generosidad.

Si bien todos los deportes reclamaron su atención, el fútbol era su pasión y en plena adolescencia, cuando había bailes o fiestas a las que le gustaba concurrir, si había fútbol a esas horas postergaba todo hasta después de culminado el partido que se televisaba en directo, sin importar si era el Independiente de sus amores el que jugaba o cualquier otro.

Estas líneas son para recordarlo ahora que se nos ha ido para siempre y solamente han tenido la pretensión de relatar algunas facetas personales no tan conocidas antes que hablar de su labor profesional que es vastamente sabida. En cuanto a esto último diremos que las características de Miguel Ángel eran su pasión por todos los deportes, la pormenorización de todo lo que registraba y el seguimiento que hacía de los deportistas de nuestra ciudad, aunque estuvieran lejos de Baradero. Una silenciosa y traidora enfermedad lo arrebató temprano de la vida, pero hasta el último momento se sintió rodeado del afecto de familiares y amigos, que quizás haya sentido como su logro más importante.

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1 COMENTARIO

  1. Miguelito, un grande, una verdadera Institución de Baradero, lástima que se nos fue tan temprano. Hasta siempre amigo.-

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