La temporada récord viene acompañada por una explosión de casos y relajamiento en las medidas de prevención. Si se tienen en cuenta todas las patologías, las internaciones llegan al 57,8%. El 40% es por coronavirus

Las camas de terapia intensiva en los municipios de la Costa Atlántica son las de mayor ocupación en toda la provincia de Buenos Aires producto del avance de la variante Ómicron del COVID-19. Así lo revelan las cifras oficiales a las que accedió Infobae y que están bajó el análisis del ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak.

La mayoría de los internados no son residentes locales sino turistas que de forma masiva decidieron pasan sus vacaciones en playas como San Clemente del Tuyú, Las Toninas, Santa Teresita, Mar del Tuyú, o Mar del Plata, Villa Gesell, Mar de las Pampas, Pinamar o Miramar, entre otras. En cada una de las ciudades balnearias la afluencia de visitantes está acompañado por una explosión de contagios.

Cristian Cardozo, el alcalde del Partido de la Costa, anunció que hasta el momento recibió un 46% más de visitantes que en las últimas dos temporadas. “Estamos teniendo una temporada récord”, se alegró. Guillermo Montenegro, el intendente de General Pueyrredón, distrito que contiene a Mar del Plata, precisó que la ocupación hotelera en “La Feliz” es del 98%.

Las imágenes parecen confirmarlo: arena, pasarelas, peatonales y restaurantes atestadas de personas sin barbijos ni respeto por los protocolos. El distanciamiento social brilla por su ausencia y el SARS-coV-2 no perdona.

Mientras en toda la provincia de Buenos Aires la ocupación de camas de cuidados intensivos es del 52,72%, en la Costa Atlántica trepa al 57,8 por ciento. Es decir que el sistema sanitario comenzó a estresarse. Los sanitaristas entienden que esta calificación sucede cuando la demanda de camas de terapia intensiva llega al 60%.

Si se tiene en cuenta solo los casos por COVID-19 en la totalidad del territorio bonaerense la ocupación de camas UTI es del 34,36%, y en los municipios de la Costa Atlántica la cifra llega al 40%. Según el ministro Kreplak, la saturación de camas de terapia hasta ahora no ocurrió porque las vacunas contra el COVID-19 evita complicaciones severas entre los infectados.

Los últimos datos relevados por el ministerio de Salud bonaerense demuestran que el 82% de los internados en terapia intensiva no estaban vacunados o tenían su esquema incompleto.

“El aumento de ocupación de camas de terapia intensiva en los partidos de la Costa Atlántica tiene que ver con el turismo, no con la población local. Esto esta asociado, sin ninguna duda, al relajamiento de las medidas. A la gente le hicieron creer que la pandemia había terminado y esto no es así”, opina ante Infobae el médico Claudio Santa María.

Para el Director de investigación de la Fundación Instituto Superior de Ciencias de la Salud, el incremento exponencial de casos registrado en varias provincias, pero que destaca en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), es por la irrupción de la variante Ómicron. “El último estudio de secuenciación genómica difundido por el ministerio de Salud de la Nación muestra que a fines de diciembre la variante Delta estaba presente en el 80% de los infectados y ahora Ómicron, al menos en seis jurisdicciones de nuestro país, fue detectada entre el 91 al 100 por ciento de los casos”.

Según el estudio citado por el facultativo, y que lleva la firma de la ministra Carla Vizzotti, “la evidencia reciente indica que la variante Ómicron tiene una ventaja de crecimiento sustancial sobre la variante Delta que lleva a una rápida propagación en la comunidad, con un tiempo de duplicación de 2-3 días”.

El trabajo científico, titulado “COVID-19 situación de nuevas variantes SARS-CoV-2 en Argentina”, advierte que “continúa siendo incierto si la rápida tasa de crecimiento (de Ómicron) observada desde noviembre de 2021 podría atribuirse a la evasión inmune, al aumento intrínseco de la transmisibilidad o a una combinación de ambos”.

El último trabajo elaborado por la cartera a cargo de Kreplak refleja el impacto de la nueva variante que ya esta presente en 149 países. En el pico de la primera ola, los infectados en la provincia de Buenos Aires fueron 5.845 (semana del 24 al 30 de agosto de 2020); el pico de la segunda ola fue de 12.008 (semana del 17 al 23 de mayo de 2021) y en esta tercera ola, monopolizada por Ómicron fue, durante la semana del 17 al 23 de enero, de 44.016 casos.

Una prolija lectura sobre el trabajo científico realizado por la cartera sanitaria bonaerense muestra a las claras el aumento de casos de COVID-19 detectados en municipios de la Costa Atlántica a medida que los turistas poblaban sus calles y playas.

Mientras que la última semana de diciembre en esas alcaldías se registraron 4.884 casos, la primera semana de enero los enfermos detectados fueron 14.992, la segunda semana se registraron 18.661 casos, cifra que se mantuvo muy similar en la tercera semana, 18.329.

La cantidad de muertes también comenzó a aumentar. De los 210 fallecimientos registrados las últimas tres semanas de diciembre en territorio bonaerense por casos de COVID-19, se pasó a 429 las tres primeras semanas de enero.

Esta suba mayor al 100% en las muertes de pacientes está íntimamente relacionada con el incremento en las internaciones. La secuencia diaria tiene una lógica clínica: el promedio de ocupación de una cama en unidad de cuidados intensivos es de 14 a 20 días, con lo cual, buena parte de los óbitos que en los reportes del ministerio aparecen como registrados en las últimas 24 horas, son pacientes internados semanas atrás.

“Los datos que muestran el crecimiento de casos comparados con la primera, segunda y tercera ola, muestran a las claras que seguirán subiendo los casos, la ocupación de camas de terapia intensiva y lamentablemente los fallecidos, donde ya superamos los 120.000″, opina el doctor Santa María y asegura que es un “mito” las afirmaciones de que todos los casos de Ómicron son leves.

Lo explica así: “Ómicron parece ser menos grave que Delta, pero no debe considerarse leve. Varios países han demostrado que la gravedad de la infección por Ómicron en sus poblaciones ha sido menor en comparación con Delta. Sin embargo, estos estudios se han dado, sobre todo, en países con altos índices de vacunación. Es demasiado pronto para saber qué impacto tendrá Ómicron en los países con menor índice de vacunación y en los grupos más vulnerables”.

Para el científico, la nueva variante del SARS-coV-2 “supone un alto riesgo para los sistemas sanitarios” y destaca: “Los datos actuales indican que Ómicron se propaga más fácilmente que Delta. Aunque cause casos de COVID-19 más leves y un menor porcentaje de enfermos acaben en el hospital. Sin embargo, ante el elevadísimo número de contagios, ese menor porcentaje supone una gran cantidad de hospitalizaciones. Esto hace que los sistemas de salud tengan más dificultades a la hora de tratar a los pacientes tanto con COVID-19 como con otros tipos de enfermedades”, un hecho que ya se observa reflejado en las estadísticas oficiales.

“Ómicron no es como un resfriado común y hay más posibilidades de que te lleve al hospital. Personas infectadas con la variante Ómicron están siendo hospitalizadas y han muerto como consecuencia de ella. Además, las personas que se contagian con Ómicron y se recuperan también corren el riesgo de desarrollar COVID-19 persistente”, advierte Claudio Santa María, quien es un convencido de que “el fin de la pandemia aún no está a la vista” y que por esa razón es importante continuar con las medidas de cuidados personales y no relajar los controles, la conducta social y los esfuerzos por vacunar a los que aún no lo están.

En territorio bonaerense, según los datos del ministerio de Salud provincial, más de 1,6 millones de personas aún no se inocularon la primera dosis. El 20,8% aún no se aplicó la segunda vacuna, esto es 3.663.077 habitantes, y solo el 26,4% tiene la dosis de refuerzo. Falta inocular a más de trece millones de personas “sobre una población objeto de 16.871.065″, siempre según las estimaciones oficiales.

infobae.com

Baradero.

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