Hace apenas unas semanas, Nicolás de Cesare me contó esta anécdota. Nuestro Festival de Música Popular Argentina tuvo su apogeo en 1967, cuando entre el 18 y el 26 de febrero, en el escenario montado en la Plaza Colón, desfilaron las máximas figuras de nuestra música nacional. Eran otros tiempos, imposibles de imaginar para quienes no los vivieron: varios de los artistas actuaban más de una noche y luego se quedaban en Baradero, donde tenían alojamiento y comida gracias a la organización que, vale recordarlo, era una comisión municipal integrada en su mayor parte por gente muy joven.
Una de esas noches cantó nada menos que Mercedes Sosa, traída de la mano de Jorge Cafrune y recientemente ovacionada en Cosquín. Dato curioso: también pisó el escenario un artista argentino de nacimiento que, sin embargo, encontró su destino en Bolivia; su nombre era Benjo Cruz, y años más tarde caería abatido en la selva boliviana como parte del grupo inspirado en las acciones de Ernesto “Che” Guevara y comandado por los hermanos “Inti” y “Coco” Peredo.
En una de esas nueve memorables noches, que por milagro transcurrieron sin una sola gota de lluvia, se presentó el maestro don Aníbal “Pichuco” Troilo con su orquesta. Como era de esperarse, cosecharon aplausos cerrados como en todas sus presentaciones. Es ya legendaria la generosidad del gran compositor, y hay centenares de anécdotas que así lo demuestran. Por ejemplo, el poeta Horacio Ferrer en el tango “El Gordo Triste” lo describe así: “Pichuco de las manos como patios”. La anécdota que hoy relatamos contribuye a acrecentar esa fama y le fue referida a De Cesare por un testigo del hecho.
Finalizada la actuación de la orquesta, Troilo y unos amigos fueron hasta un bar cerca de la Plaza Colón. Por el relato es muy probable que se tratara del comedor y bar “Don Juan”, en la esquina de San Martín y Medrano, donde hoy existe un comercio de rubro afín, y que por el año 1967 era propiedad de Mario de Los Santos, un ex futbolista local que tuvo destacado paso por el Deportivo Antonio Tomba, club mendocino fusionado hoy con Godoy Cruz. Antes de continuar, una breve historia: De Los Santos era un excelente jugador que se desempeñaba en la reserva de Boca Juniors; la lesión de uno de los titulares de primera hizo que lo convocaran, y como en esos años no existían las concentraciones, en las horas previas a su debut se puso a jugar “un picadito” con amigos. Por mala suerte, De Los Santos terminó la previa con un desgarro que lo marginó y que fue determinante para su destino deportivo. Boca Juniors entonces lo cedió al equipo mendocino y nunca volvió a jugar en el club de la ribera del Riachuelo.
Como dijimos, Pichuco y sus amigos compartieron una mesa en “Don Juan”. Cuando terminaron, Troilo llamó al mozo y le dijo: “Mozo ¿cuánto es?” – “¿Lo de toda la mesa?”, dijo el mozo, y “Pichuco” respondió: “No, lo de los presentes”. Y sin dudarlo procedió a pagar la cuenta de todos lo que allí estaban.

Gabriel Moretti

 

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