El sábado 12 de agosto, a los 88 años, falleció Carlos Melchor Candal, con el se va parte de la historia de Baradero, de la que fue protagonista y guardián.

Melchor Candal fue un comerciante de nuestra ciudad dedicado a la venta de repuestos de autos, una de sus pasiones, de joven fue piloto junto a su esposa «la nena», quien lo acompañó en cada una de sus «locuras» a lo largo de su vida.

Una persona extrovertida, de destacada participación social, presente en cada evento de la comunidad, caracterizado para la ocasión.

La nena y su pueblo fueron sus grandes amores, socio de casi todas las instituciones, recibió la distinción más importante del pueblo la «Orden del Baradero» como personaje popular.

Apasionado por las antigüedades, destinaba gran parte del dinero que ganaba a la compra de antigüedades en remates o a particulares, lo que empezó como un hobby se convirtió en museo y lo apodaron «El Guardián de la Historia».

En septiembre de 2013, la Municipalidad le compró parte de su patrimonio histórico, que hoy forma parte del Museo Alejandro Barbich.

En aquel momento al desprenderse de parte de su vida dijo; “Aunque un poco me duele, estoy contento porque sé que el museo ha quedado en buenas manos, era imposible seguir manteniéndolo porque las cosas no andan bien, yo lo pensaba rematar pero el rematador me dijo que esperara que si quería que las cosas queden en Baradero no lo podía rematar. Si se remataba iba a venir gente de todo el país porque hay cosas de mucho valor histórico, ya pasó con algunas piezas que tuve que vender por falta de recursos, porque yo al museo lo mantuve abierto durante 20 años y nunca cobre un peso al contrario tenía que poner para mantenerlo. Pero para mí lo más importante era el saludo, las cartas y felicitaciones que me enviaba la gente, pero ahora estoy feliz porque va a quedar en mi ciudad para que todos lo puedan disfrutar”.

Su última aparición pública fue para rendir homenaje a los personajes populares, con él incluido, en la puerta de la municipalidad reunió a varios de ellos en un acto al estilo Candal. Con semblanzas y el relato de su locutora oficial, «La Nena».

«El sordo» fue parte del paisaje urbano, su figura grotesca, sus risotadas, sus ocurrencias y anécdotas quedarán en el recuerdo y se extenderán en el tiempo, a través del relato con algunos matices que viajará de boca en boca, por una mesa familiar, un taller, el café, un banco de plaza, o cualquier lugar donde alguien empiece a hurgar en nuestro pasado reciente.

Comentarios de Facebook

1 COMENTARIO

  1. Si queres saber que es la inmortalidad, Candal es un ejemplo.-Su alegria,su don inconfundible nos lega una hermosa manera de ver la vida.- Hasta siempre Melchor y gracias por todo

Los comentarios están cerrados.