En razón de ser un paseo público que diariamente es muy visitado por la población, El Diario siempre se ocupa de lo que sucede en ese ámbito. Por ejemplo, el último fin de semana una verdadera multitud ocupó bancos, juegos y cada espacio del lugar a impulso de un sol brillante y cálido que contrastó fuertemente con lo que venía ocurriendo en los días precedentes, nublados y fríos.
Una recorrida por el lugar permitió observar que en la zona que va desde el centro de la plaza hacia la calle Laprida, existen unos hierros fijados al piso que seguramente están allí a la espera de prestar alguna utilidad pero que, por ahora, lo único que hacen es tender una trampa a quienes transitan por el vasto predio. Los hierros sobresalen visiblemente y máxime por la noche, son peligrosos para las personas y en especial para los muchos chicos que van a la plaza.
No es que los hierros deban quitarse ya que alguna función futura tendrán, pero debiera por lo menos resguardarse la zona y colocar las consabidas cintas rojiblancas de advertencia. Por suerte y hasta ahora no ha ocurrido nada que se sepa, pero se entiende desde siempre que es mejor curarse en salud.
El Diario de Baradero
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