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Si hacemos hoy una caracterización de valores absolutos, democracia y derechos humanos, son indivisibles.  Eso hace al modelo de Estado perfecto. Si los pensamos en términos relativos en torno a la insuficiencia dentro del sistema democrático de las políticas de Estado en materia de Derechos Humanos, cuanto más débil  sea esta política de derechos fundamentales, más débil e imperfecta será la Democracia, expresó hoy el Secretario de Derechos Humanos, Dr. Eduardo Luis Duhalde, al inaugurar la Primera Jornada de Trabajo del Centro de Asistencia a Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos Dr. Fernando Ulloa, bajo el título “La asistencia como reparación integral del Estado a las víctimas de violaciones de derechos humanos. Alcances, efectos y límites”, en la sede de dicho centro, ubicado en Esmeralda 138 de la Ciudad de Buenos Aires. Lo acompañaron en el estrado el Subsecretario de Protección de Derechos Humanos, Dr. Luis H. Alén, y la Directora Nacional de Atención a Grupos en Situación de Vulnerabilidad, Lic. Victoria Martínez.

La Jornada de reflexión, realizada en el marco de la conmemoración del Día Nacional de la Memoria, la Verdad y la Justicia, se propone consolidar un espacio de pensamiento crítico acerca del rol del Estado en la garantía de los derechos humanos, y los efectos de sus prácticas integrales sobre los sujetos victimizados y la sociedad en su conjunto.

Al referirse a la experiencia del Centro Ulloa, manifestó: “Este Centro implica un salto enorme en la acción del Estado Democrático, en cuanto a las políticas reparatorias en tanto a las víctimas directas del terrorismo de Estado, como a otras situaciones violatorias producidas durante la vigencia del proceso democrático de las que resultan responsables agentes estatales, más allá que no se inserten en un plan sistemático de graves violaciones de los derechos humanos. Me atrevería a decir que no existe en el plano internacional, una experiencia asistencial de este tipo, de un Estado  en su  función social y con esta especificidad, que excede el espacio de un simple programa de trabajo”.

Duhalde expresó también que dicho Centro “aspira a producir una reflexión teórica, que recoja los 30 años de múltiples esfuerzos realizados por el Movimiento de Derechos Humanos a través de profesionales de la salud mental y de otras disciplinas concurrentes, que es un vialiosísimo tesauro disperso y muchas veces poco conocido, aunque existe una sólida producción escrita  en libros y trabajos, los más de ellos agotados y de difícil acceso”. En este sentido,  mencionó el invalorable aporte de Fernando Ulloa, Enrique Pichon Rivière, Marie Langer, José Bleger, Emilio Rodrigué, Arminda Aberastury, Armando Bauleo y Silvia Bleichmar. “Son el ADN de este Centro y el marco teórico referencial, como posición frente al papel que es necesario otorgar a la sociedad en el abordaje clínico y como perspectiva del compromiso propio”, agregó el Secretario.

En otro pasaje de su discurso, Duhalde informó que la gran apuesta de la Secretaría de Derechos Humanos para el quinquenio 2011-2015, es elaborar una Teoría de los Derechos Humanos acorde con el desarrollo de las políticas públicas en lo que hace a los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y de incidencia colectiva, convertidos en políticas efectivas de carácter progresivo del modelo nacional en curso bajo las presidencias de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner. En este sentido, anunció la inauguración, a mediados de 2011, del “Centro de Estudios en Filosofía, Epistemología y Semiótica de los Derechos Humanos” que llevará el nombre de Enrique Marí, “un hombre que no ha tenido suficiente valoración y reconocimiento público fuera de los ámbitos académicos, por la profundidad de su pensamiento y los innegables aportes realizados como filósofo del derecho y epistemólogo notable, con un fuerte compromiso con los derechos humanos”. Asimismo, también mencionó como un proyecto para el año en curso, la creación de una “Dirección de Bioética y Derechos Humanos”.

Por su parte, el Subsecretario Alén se refirió al Centro Ulloa como “fruto de decisiones políticas que se tomaron a partir del 25 de mayo de 2003, cuando se rompieron las lógicas del Estado ausente, vaciado  e indiferente de lo que le ocurría a la sociedad. Esa ruptura de lógica hizo que el Estado tomara como propias las banderas de los organismos de derechos humanos, posibilitando la reapertura del proceso de Memoria, Verdad y Justicia”. Y agregó: “Quisiera hacer un reconocimiento expreso a los aportes que vinieron del campo de las organizaciones de la sociedad civil, de los organismos de derechos humanos y, en especial, de lo que fue el Movimiento Solidario de Salud Mental, que fue uno de los primeros que trabajó específicamente en este campo, vinculando los derechos humanos, las graves violaciones que se habían padecido y las consecuencias que eso traía sobre las víctimas y la sociedad toda”.  

A su turno, la Lic. Martínez trazó los lineamientos y objetivos del Centro Ulloa desde su creación a la fecha, y para finalizar, dedicó unas emotivas palabras en homenaje a quien le da su nombre: “Fue un militante de la dignidad y de la ética, y a quienes tuvimos el privilegio de aprender nuestro quehacer  muy cerca suyo, nos marcó con su ejemplo… Siempre con su aspecto sereno, señaló y advirtió de modo contundente que no había manera de ser neutral ante el padecimiento humano, que uno se posiciona digno como sujeto o se convierte en cómplice de la crueldad humana. Nos nombró la imprescindible incomodidad de la memoria, esa memoria necesaria del horror para recordarnos lo que como sociedad somos capaces de generar si la respuesta sostenida es la impunidad. No se puede convivir con la crueldad sin padecer sus efectos; él mismo solía recordar que su primer trabajo en derechos humanos lo asumió haciendo peritaje sobre los efectos de la tortura en  presos. Un analizador del sujeto social, de la numerosidad social, un inquieto interrogador de los malestares en la cultura y un defensor de la dignidad y el ‘buen trato’. Hoy  más que nunca nos ayudaba  a pensar en cómo desanudar la impunidad atendiendo a los sobrevivientes , a los testigos del horror, para que la sociedad asumiera su necesaria justicia y les devolviera su condición humana, aliviándolos del peso de ser memoria viviente. Reivindicador de un concepto olvidado en el psicoanálisis, la ‘ternura’, fundante de la condición humana, también fue en esencia su entrañable condición de maestro”.

En la Jornada que finalizó hoy. Entre los panelistas figuran, entre otros, Fabiana Rousseaux, Directora del Centro de Asistencia a Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos Dr. Fernando Ulloa; Alicia Stolkiner, Asesora del Centro Ulloa; Ricardo Forster, filósofo y docente de la UBA; Estela Barnes de Carlotto, Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo; Sergio Torres, Titular del Juzgado Federal Nro. 12, Luis Fonderbrider, Presidente del Equipo Argentino de Antropología Forense, Juan Carlos Volnovich, médico psicoanalista; Jorge Aguat, fiscal a cargo de la Unidad de Coordinación y Seguimiento de Causas por Violaciones a los Derechos Humanos; Eduardo Pavlosky, médico psicoanalista; Gilou García Reynoso, médica psicoanalista; Yago Di Nella, Director de Salud Mental del Ministerio de Salud de la Nación; Mónica Macha, Secretaria de Relaciones con la Comunidad y abordajes integrales, Municipio de Morón; Osvaldo Saidón, médico psiquiatra y psicoanalista; Alejandro Kaufman, docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA; Daniel Feierstein, docente titular de la cátedra Análisis de las Prácticas Sociales Genocidas, Facultad de Ciencias Sociales de la UBA; y Macarena Gelman, representante de la Secretaría de Derechos Humanos en Uruguay.

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