El 15 de noviembre de 2017 a las 7:30 de la mañana la Base Naval Mar del Plata recibió la última comunicación del submarino ARA San Juan. En ese momento el destino de la embarcación y de sus 44 tripulantes, se pusieron en pausa. Una semana más tarde en una conferencia de prensa el vocero de la Armada, Capitán Enrique Balbi, en un intercambio con la prensa que se había vuelto rutina, confirmó la noticia de la que estaba pendiente el mundo, pero que nadie quería escuchar: todo indicaba que había habido un naufragio.

La prensa internacional invadió Mar del Plata. Los periodistas acampaban durante el día en la puerta de la Base Naval, aguardando al dato que pudiera darles algún familiar, la visita de un funcionario o un nuevo parte oficial, que se daban a conocer desde el edificio de la Armada en Buenos Aires y prácticamente en simultáneo desde la ciudad balnearia. Miles de personas seguían atentas las noticias. El tema ocupó por semanas las primeras planas de los diarios.

El submarino ARA San Juan (Armada Argentina/Juan Sebastián Lobos)

El submarino ARA San Juan (Armada Argentina/Juan Sebastián Lobos)

Las historias de los 44 empezaron a conocerse, sus rostros se volvieron moneda corriente, sus nombres, sus pasiones, sus vidas. Los familiares lucharon primero porque se destinaran la mayor cantidad de recursos a la búsqueda, después para que no se abandonen los rastrillajes para encontrar al submarino. Hoy lo hacen para que haya justicia, para que se juzgue a los culpables, para que los escuchen.

Esos periodistas que los asediaron durante semanas, a los que les contaron sus historias, cada vez hacen sonar menos los teléfonos. Y es que a pesar de que los ecos del ARA San Juan perduran, el hallazgo de la embarcación en 2018, el avance lento de la causa judicial a cargo de la jueza Federal de Caleta Olivia, Marta Yañez, empiezan poco a poco a cerrar un círculo. Uno que sin embargo no existe puertas adentro de las casas de los 44, donde las heridas siguen abiertas.

(Télam)

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“La vida sin mi hermano, Hernán Ramón Rodríguez, acá en Mendoza, es difícil. De chiquitos nos quedamos solos cuando murieron mis padres- Él tenía 2 años y medio cuando yo -que soy 5 años mayor- me hice cargo. Lo cuidaba mucho, lo ayudaba a hacer los deberes, ir a la escuela, hacer la comida”, le cuenta Claudio Rodríguez a Infobae, maestro, a pocas semanas de Navidad y Año Nuevo, fechas que para él eran sinónimo de reencuentro con Hernán en Mar del Plata, que hoy se traducen en una silla vacía.

“Me gustaría que se lo honre como héroe de la patria y que se haga justicia”, reflexiona sobre de qué forma le gustaría que se recuerde a su hermano. Y agrega: “Que cada plaza, cada calle, cada barrio, cada lugar, cada equipo que se le ponga el nombre de ARA San Juan, sea para honra de ellos, que estaban cuidando nuestra soberanía nacional. Me gustaría también que este 15 de noviembre los argentinos pongan las banderas en la puerta de las casas para acompañarnos”.

Hernán Rodríguez, jefe de motores del submarino ARA San Juan

Hernán Rodríguez, jefe de motores del submarino ARA San Juan

Paola es la esposa de Celso Oscar Vallejos, sonarista del ARA San Juan y en diálogo con Infobae a sólo tres meses de la desaparición no titubeaba al sostener: “Mi vida paró ese 15 de noviembre”.

Con Oscar tuvieron tres hijos de 12, 9 y 3 años. Junto a ellos el año pasado recibió la noticia de que la compañía Ocean Infinity había encontrado a 907 metros de profundidad, a unos 500 kilómetros de Comodoro Rivadavia, al ARA San Juan. La Armada Argentina lo confirmaba a las 20:04 de ese mismo día.

Paola durante una de las marchas de los familiares en Mar del Plata (Christian Heit)

Paola durante una de las marchas de los familiares en Mar del Plata (Christian Heit)

“Mi vida sin Oscar está incompleta, me falta mi compañero, mi amigo, mi confidente, mi gran amor, el papá de mis hijos”, dice hoy a dos años de aquel día en que todo se detuvo.

Y es que los familiares no extrañan héroes. “Lo que extraño de él son sus abrazos, su voz, sus ‘gorda te amo’, sus comidas, los mates, nuestras charlas a la hora de la merienda junto a nuestros hijos”, comparte Paola, sobre un sentimiento que se multiplica en las familias de los 44 del San Juan, en recuerdos y detalles que van mucho más allá de los 15 de noviembre.

El Sonarista, Germán Suárez, junto a su esposa Itatí Leguizamón

El Sonarista, Germán Suárez, junto a su esposa Itatí Leguizamón

La última Navidad de Germán Suárez , el sonarista del ARA San Juan, le tocó tomar su guardia a las 6 de la mañana. Hacía calor, tenía puesto su uniforme de verano y estaba contento. Itatí Leguizamón, su esposa, fue con él a la Base con la excusa de cebarle mate, de hacerle compañía, con ganas de estar con él.

Él es oriundo de Santa Fe y ella de Formosa. Se conocieron en Mar del Plata y no necesitaron estar demasiados meses de novios para darse cuenta de que se querían de verdad. En 2014 se casaron y se fueron a vivir juntos a una casa, que hoy Itatí siente que le queda grande.

“Yo duermo de mi lado de la cama, como si él estuviera porque ese es su lugar”, le confió Itatí a Infobae, que muchos meses después después del torbellino mediático, de los partes militares, de las entrevistas, empezó a hacerse a la idea de que Germán no iba a volver. No pudo seguir en Mar del Plata, se fue a vivir a Buenos Aires. Quiso empezar de cero.

Alejandro Tagliapietra, tripulante del San Juan

Alejandro Tagliapietra, tripulante del San Juan

Luis Tagliapietra, papá de Alejandro, teniente de corbeta y tripulante del San Juan, dejó de creer hace muchos años en la Navidad, dice, por “cuestiones de la vida”, entre los que deja saber hay “muchos golpes” y “muchas pérdidas”. Pero cuando empezaba a acercarse la fecha, en los últimos meses del año, el evento le resultaba “una buena excusa para una cena familiar, un brindis y un festejo”. Ahora, además, es una ausencia.

De Alejandro comparte que extraña ir a la cancha, ayudarlo cuando lo llamaba con algún problema. Lleva puesto el anillo que le dieron a su hijo mayor cuando egresó como suboficial en la Armada, el que esperaba poderle devolverle, un sueño que se fue desdibujando con el paso del tiempo, que convirtió en otra cosa. “Yo lo recuerdo así”, le dice a Infobae, señalando un marco a su espalda con la imagen de un bebé.

El tripulante del submarino y cabo primero de la Armada Daniel Alejandro Polo

El tripulante del submarino y cabo primero de la Armada Daniel Alejandro Polo

“Quisiera que los honren con justicia y verdad, eso es lo único que nos va a traer un poco de alivio. Que la gente que los mandó vaya presa. Y que queden en la memoria de todos los argentinos”, dice Isabel, hermana de Daniel Alejandro Polo a dos años de aquel día en que todo comenzó.

“Alejandro siempre fue una persona muy familiera y alegre, le gustaban las fiestas nuestras, nosotros somos del norte. La celebración de la Pachamama, juntarse en familia, sus vacaciones eran venir acá a Buenos Aires a la casa de papá, salir, disfrutar con las nenas”, responde Isabel sobre cómo le gusta recordar a Alejandro.

A la derecha de la imagen Gabriel Alfaro Rodriguez, junto a su compañero Luis Leiva

A la derecha de la imagen Gabriel Alfaro Rodriguez, junto a su compañero Luis Leiva

Luisa Rodríguez es la mamá del suboficial segundo Ricardo Gabriel Alfaro Rodríguez,. “Hay cosas que siguen presentes, aunque él no esté”, admite ella a la distancia, a dos años de una pérdida que procesa de a poco, a medida que empiezan quedar atrás los flashes y las entrevistas.

“Quiero que realmente se los reconozca como héroes que fueron a trabajar, que fueron a cuidar nuestra soberanía, de parte no solamente de nuestra familia, sino también de parte de la Armada y de parte del gobierno”, sigue, sosteniendo todo el tiempo a la altura del pecho una foto de su hijo.

“Todo esto destruyó nuestras vidas y cuesta reconstruirlas”, dice sin preámbulos y sin palabras que amortigüen el golpe, Elsa, esposa del Cabo principal Ariel Monzón, oriundo de Llavallol, nacido y criado en Lomas de Zamora hasta que a los 25 años se fue a vivir a Mar del Plata.

A ella le gustaría que se recuerde a Ariel por su “generosidad, por ser un hombre trabajador, por ser un hombre luchador, un hombre ejemplar, padre de familia”.

(Télam)

(Télam)

“Tenemos el gran honor, orgullo y desafío profesional, pero fundamentalmente personal de llevar adelante esta causa. Que lleva dos años de un trabajo en los que nos encontramos con muchísimas dificultades, para seguir adelante en esta búsqueda de verdad y justicia por ellos y por sus familias”, agrega Lorena Arias abogada querellante a la que el destino ubicó en el papel de representante de familias de marinos civiles y militares desaparecidos en cumplimiento del deber. En 2017, otra tragedia marítima, la del pesquero Repunte, se cobró la vida de su padre de crianza, el maquinista naval Horacio Airala,

Eliana María Krawczyk, la única mujer a bordo del ARA San Juan.

Eliana María Krawczyk, la única mujer a bordo del ARA San Juan.

Eliana María Krawczyk, tripulante del San, obstinada, aplicada, fue la primera mujer submarinista de Sudamérica. Oriunda de Oberá, Misiones, una ciudad de 107.500 habitantes, nació en el seno de una familia humilde, con seis hijos: Roberto, Eduardo, Tirson, “Luisito”, Silvina y ella, la menor. “Desde chica fue buena nadadora y le gustaba navegar en botes pequeños hasta que decidió ingresar en la Universidad de Misiones”, recuerdaba en 2017 su tío Enrique.

Si bien recibió el apoyo incondicional de sus seres queridos, otro de sus familiares confesó sobre la decisión de Eliana de ser submarinista, de pasar largas temporadas en el mar: “A mí me dio escalofríos, no estaba muy contento, pero… ¿qué le iba a decir? Ella es el submarino. Tal vez tiene algunos genes de sus abuelos, que vinieron de Europa en barco. No sé, es una pasión inexplicable”.

Marcela Fernández es la esposa del suboficial primero (ascendido a principal cuando ya estaba navegando) Alberto Cipriano Sánchez, tripulante del ARA San Juan. Tuvieron dos hijos: Julián y Juani.

Tuvo muchos pases y millas navegadas. Se especializaba en armas submarinas. Estuvo en los tres: Salta, San Juan y Santa Cruz. Este era su último viaje. Después entraba a la escuela de submarinos. No sé si llegó a enterarse de que lo ascendieron a suboficial principal”, decía en marzo de este año Marcela.D

Después ponía en palabras heridas que no cierran: “el psiquiatra me dice que lleva tiempo. No me imagino la vida sin él. Trato de estar bien, por los chicos. Lo extrañan mucho”.

Yolanda Susana Mendiona madre de Fabian Cisneros y Lourdez Melian hermana de David Melian (AFP)

Yolanda Susana Mendiona madre de Fabian Cisneros y Lourdez Melian hermana de David Melian (AFP)

Los recuerdos del dolor desde el 15 de noviembre de 2017, se cuentan por montones. Escenas que van desde pedidos de justicia a funcionarios, comunicados, cartas, hasta los sentimientos más íntimos de las familias. Como el día que la tía del Cabo Primero Leandro Fabián Cisneros, de pie y sosteniendo una bandera argentina, llevó todo su dolor a una reunión con diputados y gritó frente a una mesa que se quedó sin palabras: “Quiero que me dé el abrazo que me prometió”.

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