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Desde la entrada se puede observar que a la institución ingresan diariamente centenares de personas. Algunas transitan hacia las canchas de básquetbol, otras caminan hacia la secretaría y una cantidad exuberante se dirige hacia la escalera caracol que desemboca en la zona del gimnasio, baños, salón de fiesta y a una puerta prohibida.

Al parecer, todas las personas que deambulan dentro del Club Atlético Baradero omiten su ingreso a ése lugar prohibido que está repleto de contenidos enriquecedores para la mente humana: la biblioteca. Al girar la manivela del picaporte y entreabrir esa puerta prohibida, uno puede visibilizar un ambiente ordenado, limpio, con innumerables obras literarias y en el que no se emiten sonidos. El silencio y la paz unidos en un mismo escenario.

Inigualables, magníficos y fructíferos ejemplares como los de Jorge Luis Borges, Roberto “El Negro” Fontanarrosa, Eduardo Sacheri, Eduardo Galeano, Gabriel García Márquez, entre otros célebres escritores, proclaman y desean que algún visitante los recoja durante su recorrida por esas estanterías colmadas de material literario. Tal vez, esos libros que piden a gritos ser leídos por alguna persona amante de la lectura, deberán aguardar un tiempo a que su sueño tan anhelado se cumpla.

La realidad es que el hábito de leer se ha desnaturalizo del adn humano, desde hace unos años atrás. A medida que pasan los años, la población no solo argentina, sino mundial consume cada vez menos información y libros. ¿Por qué motivo se perdió la costumbre de leer? La respuesta se puede asociar a que en la actualidad el avance de la tecnología y la masiva creación de productos cinematográficos acabó con la industria de los libros y la impresión. En líneas generales, las personas prefieren ver una película, series, entre otros géneros cinematográficos y no inclinarse por leer un libro que, al parecer, les produce aburrimiento.

“Me pondría contenta si la gente no me devolviera los libros”. Esa frase la esbozó la bibliotecaria del Club Atlético Baradero. Puede sonar un tanto ilógica esa expresión, aunque también puede adoptar una connotación humorística a raíz de que surgió durante una breve charla en la que se dialogó sobre la pérdida del hábito de leer.

Esperemos que en un futuro venidero esa costumbre vuelva a resurgir en la sociedad y que la utopía de que por esa puerta prohibida no ingrese ningún curioso amante de la lectura se transforme en realidad.

atleticobaradero.com.ar

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