El jinete, Don Aimé Tschiffely, fue nombrado como el travesista más importante del siglo XX. Foto El Civismo/InfoGEI
El jinete, Don Aimé Tschiffely, fue nombrado como el travesista más importante del siglo XX. Foto El Civismo/InfoGEI

El viaje de los caballos argentinos Gato y Mancha, la travesía más importante del siglo XX
Así lo consideró una de las más relevantes asociaciones ecuestres del mundo: The Long Riders Guild. Se trata de la aventura desarrollada por Aimé Tschifflely y de los caballos que están en el Museo Udaondo de Lujan.

Los amantes de los caballos deben estar de fiesta, ya que el Long Riders Guild (www.thelongridersguild.com), miembro de la Royal Geographical Society y primera asociación internacional del mundo de exploradores ecuestres, consideró al viaje de los caballos Gato y Mancha como la travesía más importante de la historia moderna. En tanto, su jinete, Don Aimé Tschiffely, fue nombrado como el travesista más importante del siglo XX.

Impacta que la portada inicial de la institución en internet tenga la foto de este viaje de caballos argentinos, realizado en la década de 1920. Esta organización internacional es hoy la más importante del foro mundial sobre caballos. Aúna esfuerzos entre sus múltiples áreas (Viajes, Normas Éticas, Comité Académico, Guía de los Grandes Travesistas de la Historia, entre otras) con el objeto de preservar un patrimonio -hasta no hace mucho- desperdigado e intangible: marcar y proporcionar un foro internacional para discutir sobre historia, geografía, viajes, travesías y animales.

«Por memoria colectiva, el caballo es muy importante en nuestro país. El Día Nacional del Caballo es el 20 de septiembre, en homenaje a la llegada de Tschiffely montado en Gato y Mancha a Nueva York, donde desfilaron ante una multitud por las calles de la ciudad, siendo recibidos como héroes por el presidente de los Estados Unidos de América, Don Calvin Coolidge», destacaron desde el Complejo Museográfico Enrique Udaondo donde los caballos se encuentran embalsamados.

Los caballos, que fallecieron muchos años después del viaje, fueron donados inmediatamente al terminar la travesía a la institución de Lujan por una singular carta dirigida por Emilio Solanet a Don Enrique Udaondo, emotivo documento que se atesora en el Archivo del Museo.

La historia de los caballos y un aventurero

Ambos animales, al iniciar la travesía, tenían 15 y 16 años. Mancha era overo y Gato, gateado. Habían crecido en la Patagonia, donde se habían acostumbrado a las condiciones más hostiles. Solanet se los había comprado al cacique tehuelche Liempichún, en Chubut, luego de haber sido seleccionados por el gaucho baqueano y rastreador Reynaldo Rodríguez, quien en sus últimos años vivió en la zona de América, provincia de Buenos Aires.

Fue quizás la condición de su crianza la que permitió que su jinete suizo, Aimé F. Tschiffely, quien partiera de la Sociedad Rural Argentina en Buenos Aires el 24 de abril de 1925, conquistar los récords mundiales de distancia y también de altura, al alcanzar 5.900 metros en el paso El Cóndor, entre Potosí y Chaliapata (Bolivia).

El viaje ahora destacado se desarrolló en 504 etapas, de aproximadamente 50 kilómetros diarios, y llevó tres años. Tschiffely estaba convencido de la fortaleza de los rústicos caballos criollos. Había tomado contacto con Emilio Solanet, criador y propulsor del reconocimiento de la raza, y uno de los fundadores de la Asociación de Criadores de Caballos Criollos de Argentina, quien le dio los dos animales para la aventura.

Por entonces, no había caminos en varios tramos del recorrido y, cuando existían, no se caracterizaban por su buen estado. Tschiffely tuvo que resignarse a no llevar carpa, ya que las que se podían conseguir por aquellos tiempos eran muy pesadas.

Durante el viaje, cruzaron varias veces la Cordillera de los Andes y fue en esos pasos donde encontraron las mayores dificultades. El escabroso terreno se elevaba a más de 5.500 metros y la temperatura llegaba a -18 °C.

Mancha y Gato murieron en 1947 y 1944, a los 40 y 36 años de edad respectivamente. Fueron cuidados hasta su muerte por el paisano Juan Dindart, en la estancia El Cardal. Hoy se encuentran embalsamados, en exposición en el Museo del Transportes del Complejo Udaondo.

Aimé Félix Tschiffely (www.aimetschiffely.org), más conocido como A. F. Tschiffely, nació en Berna el 7 de mayo de 1895 y falleció en Londres el 5 de enero de 1954. Fue un profesor, escritor y aventurero suizo naturalizado argentino. Abandonó Suiza a los 20 años para ejercer como docente en el Reino Unido. Más tarde se trasladaría a Buenos Aires para enseñar en el St. George´s College de Quilmes y en el Buenos Aires English High School, institución de la que llegaría a ser director de estudios. Mientras residía en Argentina, le era habitual realizar cabalgatas por la Pampa. En 1925, a los 30 años, decidió emprender un viaje a caballo desde Buenos Aires hasta Nueva York.

Dadas las dificultades que a simple vista presentaba un viaje como ese, varios sectores de la prensa se burlaron de su sueño. Tras realizar exitosamente su cometido, escribió el libro «Paseo de Tschiffely» (1933), en el que cuenta todo lo que aconteció desde su partida hasta su llegada en 1928 junto a los dos caballos criollos que lo acompañaron.

Después de la publicación de «Paseo de Tschiffely», su autor dejó de ser conocido sólo en Argentina y Estados Unidos para saltar a la fama mundial y se trasladó con su esposa, la cantante de ópera Violeta Hume, a Londres, donde continuó con su carrera literaria.

Uno de los libros que escribió por ese entonces fue una biografía de Robert Bontine Cunninghame Graham, amigo suyo que había muerto en 1936. En 1937, regresó a Argentina y realizó un viaje en un automóvil que le fue proporcionado por Ford hasta Tierra del Fuego, registrando sus experiencias y su reencuentro con Gato y Mancha. Todo ello quedó reflejado en la obra «This way Southward» («Ese camino hacia el sur», 1940).

En 1949, publicó «The tale of two horses» («La historia de dos caballos»), un relato de la travesía contado por sus caballos Gato y Mancha dirigido al público infantil.

Tschiffely viajó hasta el fin de sus días. Falleció en 1954, pero su última travesía la realizó el 22 de febrero de 1998, cuando sus cenizas abandonaron el cementerio de Recoleta y fueron sepultadas en el campo que su amigo Solanet en Ayacucho, provincia de Buenos Aires. (InfoGEI) Mg

Comentarios de Facebook

1 COMENTARIO

  1. Ojalá comiencen a ser respetados los equinos como se merecen y dejar de ser abusados en domas, jineteadas, como en deportes ecuestres de los que no sabemos el destino final de estos nobles animales cuando dejan de serles útiles a sus propietarios.
    «La civilidad de los pueblos se conoce en como tratan a sus animales» Mahatma Gandhi.

Los comentarios están cerrados.