El 24 de Mayo de 1964 en Lima, Perú, en el marco de la clasificación para los juegos olímpicos de Tokio, el partido entre Perú y Argentina se transformaba en la «Tragedia del estadio nacional», que le costó la vida a mas de 300 personas. Mas de 50 mil espectadores presenciaban el triunfo parcial de Argentina, cuando a 10 minutos del final el juez del partido Angel Eduardo Pazos anuló el empate de Perú provocando la ira de los espectadores. Germán Cuenca Arroyo, conocido en ámbitos policiales como el «Negro Bomba» saltó al campo de juego para agredir al árbitro. El comandante Azambuja a cargo del operativo, junto con 8 oficiales lo atraparon, lo arrojaron al suelo y lo golpearon hasta desmayarlo. Mientras los jugadores abandonaban el campo de juego los espectadores reaccionaron a la golpiza al «Negro bomba», en Perú no se perdona patear al caído. Sin saber lo que su actitud desencadenaría, el público comenzó a forzar el alambrado para invadir el campo, la policía respondió con una batería de gases lacrimógenos que provoco corridas y estampidas. Las puertas del estadio estaban cerradas para evitar el ingreso de gente sin pagar, esto impedía que las hordas de personas que huían de los gases pudieran salir. Las aglomeraciones provocaron centenares de muertos por asfixia y aplastamiento, cuando dos puertas de la tribuna norte cedieron por la presión dejaron ver el horroroso resultado de la barbarie y la desidia. Los cuerpos deformados y literalmente reventados, cayeron sobre el asfalto, luego de la caída de un muro de muertos se dejaron ver los primeros agonizantes que seguían siendo empujados por la muchedumbre que desde lo alto de la tribuna pugnaba por salir. Los sobrevivientes, al conocer el saldo de mas de 300 muertos, comenzaron una noche de terror en Lima, incendios, saqueos y enfrentamientos que las autoridades tardaron horas en sofocar. Aún hoy sigue siendo la mayor tragedia en ocasión de un evento deportivo.

El 24 de Mayo de 1982 se concretaba uno de los tantos golpes que sufrió la armada inglesa en las guerra de Malvinas, ese día, luego de un ataque argentino, explotaba y se hundía la Fragata HMS Antelope. El moderno HMS Antelope, había siso ensamblado en los astilleros Vosper Thornycroft en Southampton, era una Fragata de 117 mts de eslora y casi 13 mts de manga, sus 3750 Tn de peso eran impulsados por 2 turbinas de gas Rolls-Royce Olympus y 2 turbinas de gas Rolls-Royce Tyne RM1A. Su poder de fuego se basaba en 1 cañón de 114 mm, 2 cañones de 20 mm, 1 Sistema lanzamisiles Cuádruple Sea Cat y 6 Tubos lanzatorpedos, fue asignada a cubrir el desembarco de las tropas británicas en el Estrecho de San Carlos. El 23 de Mayo se produjeron 2 ofensivas argentinas, una de la Fuerza aérea y una segunda de la Aviación Naval, el primer grupo en llegar fue el del grupo 5 de Caza “Escuadrilla Nené”, integrada por 4 aviones A-4B Skyhawk piloteados por el Capitán P. Carballo, el Primer Teniente L. Guadagnini, el Teniente C. A. Rinke y el Alférez H. Gómez, el segundo grupo de la 3ª Escuadrilla Aeronaval estaba integrado por 4 aviones A-4Q Skyhawk piloteados por los Capitanes de Corbeta R. Castro Fox y C. Zubizarreta y los Tenientes de Navío M. Benitez y D. Oliveira. Si bien la misión estuvo plagada de descoordinaciones y fallas ambos grupos llegaron a la zona donde se afianzaba el desembarco inglés. Los grupos fueron recibidos con misiles y artillería antiaérea, sobretodo el segundo, sin embargo lograron dañar las fragatas HMS Broadsword, HMS Antelope y el buque de desembarco HMS Intrepid, durante la misión murieron los pilotos Zubizarreta y Guadagnini. La Fragata HMS Antelope recibió dos bombas que ingresaron en el casco pero ninguna había explotado, por ello se creía que pronto estaría operativa nuevamente, el capitan Mick Tobin decide fondearla en la Bahia Ajax donde se evacúa a parte del personal para controlar el fuego y desactivar las bombas. La madrugada del 24 de Mayo mientras expertos intentaban desactivar una de las bombas, esta hizo explosión provocando un incendio que alcanza un pañol de misiles Sea Cat, provocando una sucesión de detonaciones que en la oscura noche dieron una de las imágenes mas icónicas de la guerra. El HMS Antelope se fundió, partió y hundió ese mismo día sumándose a las impensadas pérdidas de la Royal Army aunque no pudieron torcer el inexorable destino del conflicto.

 

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