Recuerdo imperecedero

Como ocurre desde el aciago día en que fuera asesinado don Juan Bautista Maciel, se recordó en la ciudad de Coronel Dorrego un nuevo aniversario de la tragedia que enlutó a toda una población.
También hubo en el homenaje representantes de la familia radicados en nuestra ciudad, tal el caso de Claudio Maciel, hijo del recordado «Gaucho» y nieto del homenajeado.
Gualberto Maciel, hijo de Juan Bautista y por largos años radicado hasta su misma muerte en nuestra ciudad, estaba junto a su padre el día que cayó en la plaza de Coronel Dorrego y fue arrestado por la policía que se encargó de apalearlo hasta causarle varias heridas y algunas fracturas.
Se transcribe a continuación lo publicado por el diario «La Voz del Pueblo», de Tres Arroyos, periódico que pertenecía a la familia del asesinado Maciel y que hoy, pasados muchos años, continúa siendo propiedad de sus descendientes directos.

Se llevarán a cabo hoy una serie de actos en conmemoración del 80 aniversario del fallecimiento de Juan Bautista Maciel, quien fuera baleado y asesinado en la plaza principal de Coronel Dorrego el 5 de setiembre de 1937.
Por lo tanto, la mesa directiva de la Unión Cívica Radical de Coronel Dorrego invita a afiliados, adherentes y publico en general a los actos que se realizarán por la memoria de Juan B. Maciel, donde a la 18.30, frente al monolito que lo recuerda en la plaza principal de la ciudad, sobre la calle que lleva su nombre, se procederá a la colocación de una ofrenda floral y pronunciará palabras alusivas el doctor Santiago Arévalo.
Posteriormente, desde las 20, en el comité partidario de la Unión Cívica Radical, ubicado en la avenida Santagada 319, se efectuará la presentación del libro «Crónicas de una revolución», y habrá charlas a cargo de los dirigentes Omar Juan Pietrafesa, José Angel Del Valle, Fernando Dimatz y Luciano Ripoll.

Semblanza de Juan B. Maciel
El periodista y escritor Claudio Rodolfo Negrete escribió esta semblanza de Juan Bautista Maciel. «Esa madrugada del 5 de setiembre de 1937, Juan Bautista Maciel perdió su vida en la extensa llanura. «Todo estaba preparado para defender esas elecciones nacionales que terminarían una vez más en fraude político. Maciel aspiró profundamente el aire puro de la mañana y emprendió con decisión el camino sin retorno. «Por los pagos de Tres Arroyos y Coronel Dorrego su personalidad lo resguardó en varias oportunidades de las represalias de sus adversarios.

El fraude estaba en marcha. Los camiones con sus hombres se perdieron en los polvorientos caminos rumbo a Coronel Dorrego.

«Llegado agosto, Juan Maciel empieza a prepararse. Transforma en ‘blindados’ a dos camiones. En el radiador pone discos de arados; los parabrisas son protegidos por planchuelas de hierro, al igual que los costados, donde coloca, a su vez, rejas de arados. Su compromiso era con total decisión a tal punto que los que mas lo querían lo previenen sobre los riesgos que corría junto a su familia.
«Maciel emprendió ese 5 de setiembre el camino sin retorno. «El fraude estaba en marcha. Los camiones con sus hombres se perdieron en los polvorientos caminos rumbo a Coronel Dorrego. «Los paisanos subieron a los vehículos y se dirigieron a la Municipalidad para tomarla. Al llegar a la plaza las fuerzas contrarrevolucionarias disparan desde la azotea del palacio comunal, del corralón y la iglesia. Hogue Haugard, íntimo amigo de Maciel, sube a la terraza del Club Social y con un Winchester anula la ametralladora emplazada en la torre de la iglesia.
«La resistencia de ese puñado de hombres, frente a unas fuerzas numerosas y equipadas, fue con valentía durante 20 minutos. Maciel es herido en la mano izquierda, hecho que lo obliga a largarse del camión en que viajaba y seguir en el tiroteo desde el piso. Una bala desde la altura le penetra en el hombro. Antes de morir miró a sus hombres y les dijo: ¡Ahora sí que me han herido, sigan adelante. Viva la Patria! «La revuelta fue controlada.

Juan Bautista Maciel cumplió así con la palabra empeñada y Coronel Dorrego lo recuerda desde entonces. «En esa jornada murieron también otros mártires radicales de la lucha contra la infamia del fraude: sus nombres son Carlos Jesús Costa, Severo Vera y Emilio Navarro.»

El Diario de Baradero

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