Es probable que, por entonces, la actual Plaza Mitre aún se llamara Plaza Constitución y fue el sitio en el que se convocaron los ciudadanos de Baradero, bastante menos que los que hoy lo pueblan, para estar presentes en ocasión de un hecho trascendente: se dejaba inaugurada la pirámide, especie de réplica de la de mayo, en cuya cúspide se ubicaba la talla en bronce del cóndor de Los Andes realizado por un artista suizo.
Es fácil imaginar, «entre las nieblas del tiempo», que la convocatoria debió ser muy amplia y nada más que unos pocos indiferentes o los impedidos de trasladarse, habrán dejado de asistir a la ceremonia que, tal vez lo intuyeran, estaba destinada a dejar inaugurado algo que persistiría a lo largo de los años.
No habrán faltado ni discursos, obviamente, ni tampoco la banda, por esos tiempos presencia casi inevitable en actos de ese tipo, pero fundamentalmente, quien no faltó fue el pueblo sin cuya pesencia poca significación adquieren los actos de ese tipo.
La imagen que ofrece hoy El Diario a sus lectores, es de las muy escasas que se conservan de ese día destinado constituirse en un hito en la historia de nuestro pueblo.

El Diario de Baradero

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