En la vecina localidad de Villa Ramallo existe la calle “Marinero Panno”, mismo apellido que llevan varios vecinos de Baradero. Alguna vez, preguntando, supimos que detrás del nombre de esa calle (hoy también existe un club deportivo llamado así) hay una historia relacionada con nuestra ciudad.

En la actual Avenida San Martín, casi esquina Colombres, vivía Domingo Panno, integrante de una tradicional y caracterizada familia local, a quien todos llamaban “Mingo”. Solía pasar mucho tiempo en la esquina de la tienda “La Porteña”, parado con los pulgares metidos tras el cinto de su pantalón y saludando a todos quienes pasaban. Hay una frase que “Mingo” se encargó de popularizar: cuando algún vecino le preguntaba “¿cómo anda Mingo?”, él respondía casi invariablemente: “Tamo en láultima”, con énfasis en la “a” y pegando el artículo al adjetivo. Tan hondo caló su expresión que  muchos baraderenses, quizás sin conocer su origen, todavía la usan.

Más joven y conocido era su hermano Emilio, recordado pintor de casas de Baradero. Llamado a crear un cartel publicitario sobre sus quehaceres en el ring de boxeo del club de sus amores, Atlético Baradero, lo escribió de esta manera: Emilio Panno, Pinturas; domicilio: en construcción; teléfono: pedido.

“Mingo” murió soltero, pero tuvo una novia en Ramallo con la que, producto de una prolongada relación, tuvo un hijo al que Panno reconoció como propio dándole su apellido. Antes del hundimiento del “Crucero Gral. Belgrano”, la mayor tragedia de nuestra flota, tuvo lugar el conocido accidente del Fournier: en la madrugada del 22 de septiembre de 1949 y en medio de una fuerte tormenta, mientras navegaba por el Estrecho de Magallanes, se supone que dio una vuelta de campana o chocó con alguna roca no registrada para luego hundirse en las profundidades y esfumarse por siempre.

Entre los 77 ocupantes del buque se hallaba el marinero Panno, aquel hijo de “Mingo” y su eterna novia ramallense. Sin embargo, no fue este joven la única víctima relacionada con Baradero. Apenas dos civiles iban a bordo: el naturalista Raúl Wernicke y su hijo Julio, suegro y cuñado del comandante del buque. Wernicke era nieto de Roberto Wernicke, que vivió toda su infancia en Baradero y cuyo padre fue director del asilo “Germán Frers” y familiar directo del escritor Edmundo Enrique Germán Wernicke, nacido en Baradero en 1867.

Gabriel Moretti

 

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