Habían pasado unos minutos del mediodía del sábado último cuando de los fondos de una vivienda de calle San Martín al 1600 comenzaron a salir volutas de humo negro a las que acompañaban lenguas de fuego. Los dueños de casa, que estaban ausentes en el momento de desatarse el incendio, quiso la fortuna que regresaran a la vivienda a los pocos minutos y de esa manera dieran aviso a los bomberos casi de inmediato. Los eficientes servidores públicos con los que cuenta Baradero, en el lapso de escasos minutos apagaron el fuego por completo llevando tranquilidad a los propietarios de la casa y a los vecinos que, debido al intenso humo que salía del lugar, en buen número salieron a la calle para saber de qué se trataba.
La casa en la que tuvo lugar el incendio tiene un largo terreno cuyo tapial de fondo es lindero con un lote en el que abundan los árboles, arbustos y todo tipo de malezas; también hay dos autos abandonados y algunos neumáticos amontonados. El dueño de la casa afectada, para que toda esa flora que padece no le invada su propiedad ni perjudique edificaciones colindantes, hace cortar cada tanto ramas y yuyales cuyo producto cae sobre el terreno en que se encuentran implantados. El paso del tiempo, la humedad, tal vez el calor u otra cosa, provocaron una aparente autocombustión, el fuego llegó hasta los neumáticos y así fue que el denso humo negro que emanan cuando se incendian, alertó a todos de lo que estaba sucediendo. A veces, como en este caso, el descuido puede originar un incendio que esta vez, nada más que por suerte, terminó en anécdota.
El Diario de Baradero
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