El encargado del mensaje fue Víctor Fernández, titular de la UCA y señalado como “el escriba” de Francisco. Se quejó de aquellos que están “a favor de la vida” pero “no hablan” de los pobres. Recordó que la Iglesia no puede ser condenatoria

El Arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, es un díscolo de la conducción de la Iglesia argentina. El ejemplo más claro es su posición ultra conservadora contra el proyecto de legalizar el aborto. Mientras el Episcopado eligió una postura moderada, el platense llamó a movilizar fieles. Está desobediencía  provocó una desautorización de quien es hoy considerado “la voz y la pluma” del Papa en el país.

“Hay quienes dicen estar ‘a favor de la vida’, pero prefieren que no se hable de los inmigrantes, del compromiso con los más pobres”, consideró Víctor Fernández, arzobispo y rector de la Pontificia Universidad Católica de Argentina. La situación tiene otro ribete interesante: Tucho –como se lo conoce- suena para reemplazar a Aguer desde mayo.

En rigor de verdad, Fernández no fue consultado puntualmente por la discusión de la interrupción del embarazo pero, se sabe, que en una institución de dos mil años de intrigas palaciegas nada queda librado al azar. Interrogado por AICA (Agencia Católica de Noticias) sobre si “existe el peligro de reducir los mensajes del Papa a slogans vacíos, Fernández respondió:

“Los grandes santos y reformadores, los que han provocado reales cambios en la Iglesia y en la historia, no han sido amigos de slogans sino de gestos y entregas. Pero hace tiempo que en la Iglesia vivimos de slogan. Por ejemplo, hay quienes dicen estar ‘a favor de la vida’, pero prefieren que no se hable de los inmigrantes, del compromiso con los más pobres, de la lucha por la justicia para que menos gente muera por desnutrición o por enfermedades que podrían curarse”.

La mención no pasó desapercibida en el ámbito eclesiástico luego de que Aguer haya salido a reclamarle a los sacerdotes de sus arquidiócesis para que “movilicen fieles” a la Marcha Por la Vida que se desarrollará el 25 de marzo en Capital Federal. El prelado aspira a convocar “200 mil personas” para contrarrestar lo considera un clima social –impulsado por los medios- a favor del aborto.

«Es inadmisible una Iglesia condenatoria»

Pero esto no fue lo único que dijo Fernández y que fue interpretado contra Aguer. En otra entrevista, en este caso para el suplemento Valores Religiosos de Clarín, habló de la homosexualidad y advirtió que “con Francisco se volvió inadmisible una Iglesia condenatoria“.

Aquí radica la gran diferencia de postura que quieren desde el Vaticano. Por ejemplo, sobre los gays: apenas asumió su papado, Bergoglio dijo “quién soy yo para juzgarlos” y la frase recorrió el mundo. Para Aguer sigue siendo “algo que no es natural”.

“Después de esa frase (quién soy yo..) hay cosas que la Iglesia ya no puede hacer: se ha vuelto inadmisible cualquier actitud condenatoria, agresiva o autoritaria con los que piensan diferente o tienen dificultades para sobrellevar el peso de sus límites”, aseguró Fernández.

Esa postura había sido ratificada por Aguer en su última columna en el El Día, su habitual espacio de expresión. La excusa fue el análisis de la película “Llamame por tu nombre”, a la cual acusó de ser una “mentira” para “intoxicar” a menores y adolescentes. Es más. Aguer da a entender que el film tiene como intención, directamente, promover el amor entre dos varones. Algo así como un lobby gay.

“¿Quién puede pensar que después de Francisco pueda prosperar un papado condenatorio, que ostente poder y riqueza, que no esté dispuesto al diálogo con todos, que ignore a los débiles de este mundo?”, completó Fernández.

Estos dichos hay que enmarcarlos además en un intento de la curia local de encauzar a través de la Conferencia Episcopal la relación de Roma con el país. En ese esquema, Fernández está a cargo de la sensible comisión de la Fe y de la Cultura -que en otros tiempos ostentaba Aguer-, la encargada de bajar línea con respecto a la doctrina y a la transmisión del evangelio. (Infocielo)

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