24 de marzo Microrrelato «La espera» MC

Como todos los días, antes de irse a la fábrica, Pedro me volvió a pedir que no le abriera a nadie. Como en los últimos tiempos, esa noche durmió sobresaltado. Entraron a la madrugada sin pedir permiso; rompieron a patadas la puerta. Hubo gritos, trompadas y mientras lo arrastraban por el pasillo, me alcanzó a mirar y suplicar: «Cuidá a Mariana». Un culatazo certero en la boca lo calló y manchó su cara de rojo furioso.

Ya casi no salgo, no sea cosa que Pedro llame y no haya nadie en casa; tampoco se llevó llave.

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