Más de un millón de personas rechazaron toda la oferta electoral que se presentó a las últimas PASO, una tendencia que reunió casi 400.000 votos más que en 2019. Casi el 5% del electorado eligió el voto en blanco de las internas abiertas del pasado 13 de agosto. Junto con el ausentismo, que también aumentó, son parte de un fenómeno de apatía electoral que había comenzado en casi todos los comicios provinciales y que fue ratificado en la primera cita electoral nacional del año. Los partidos políticos ya están pensando en cómo convencer a un electorado desencantado por los problemas económicos y que siente, por distintos motivos, que sus demandas ciudadanas están insatisfechas.

El voto en blanco aumentó en la mayoría de las provincias, una tendencia que, en mayor o menor medida, involucró a 17 de los 24 distritos del país. El oficialismo mira con preocupación este fenómeno: el voto en blanco registró su crecimiento más llamativo en provincias que gobierna el peronismo pero donde, en casi todos los casos, la oposición ganó las PASO presidenciales. Los mejores ejemplos son Entre Ríos, Buenos Aires, Santa Fe, Tucumán y Santa Cruz.

La lectura más extendida entre las fuentes oficialistas es que, a diferencia del ausentismo, el voto en blanco implica una desaprobación no sólo a la propuesta electoral de Unión por la Patria sino también a la gestión del oficialismo a nivel nacional y, en algunos casos, también provincial. El equipo del ministro Sergio Massa, ahora en Washington por una reunión con el Fondo Monetario Internacional (FMI), ya trabaja en propuestas para seducir a estos electores con la meta de revertir el resultado de las PASO, adelantaron a Infobae.

El voto en blanco creció en la provincia de Buenos Aires, donde 582.843 personas expresaron su descontento ante las urnas. Esa cifra puede representar prácticamente el electorado completo de dos provincias pequeñas juntas, por eso los candidatos consideran fundamental revertir ese malestar ciudadano. El voto en blanco en territorio bonaerense creció desde el 3,4% de los votos de las PASO 2019 hasta el 6,5% en las últimas internas abiertas. El contexto económico, con la reciente devaluación y una incesante inflación, no contribuyen para convencer a un electorado cada vez más golpeado por la crisis.

Cada una de las principales fuerzas políticas tienen sus argumentos para quedarse con esos votos en la provincia de Buenos Aires. Desde el comando de Milei consideran que una expansión electoral natural sería que La Libertad Avanza creciera en el distrito más importante del país, después de imponerse en la mayoría de las provincias. Desde el peronismo, en cambio, están convencidos que son los que más cerca están de esos votos porque el conurbano bonaerense es su bastión electoral más fuerte. Y en Juntos confían en recuperar los números obtenidos en las legislativas de 2021, cuando se convirtió allí en la fuerza más votada.

Récord de votos blancos

Entre Ríos fue la provincia con el crecimiento más pronunciado del voto en blanco: lo eligió el 12% de los electores, más de 100.000 personas, para quedar como la cuarta opción detrás de las tres principales fuerzas políticas. Juntos ganó las PASO con el 32% entre ambos precandidatos presidenciales, y detrás aparecieron Unión por la Patria con el 29% y Javier Milei con el 22%. La diferencia es notoria en comparación con 2019, cuando el Frente de Todos liderado por Alberto Fernández y Cristina Kirchner se impuso con holgura en las anteriores PASO presidenciales. El voto en blanco había sido insignificante hace cuatro años: fueron 15.000 votos, el 1,9%. Pero ese número se multiplicó casi siete veces en los últimos comicios.

El voto en blanco también fue un fenómeno en Santa Cruz: se expresó allí con el porcentaje más alto de todo el país. Fue prácticamente la opción más votada con el 28,53%, sólo por detrás de la candidatura presidencial de Milei, que obtuvo el 28,96%. Se registraron más de 52.000 votos en blanco de santacruceños, que superaron a los precandidatos de Unión por la Patria (21,35%) y Juntos (15,6%). El voto en blanco ya había dejado huella en las anteriores elecciones presidenciales en 2019. Cuando la fórmula que llevaba como vicepresidenta a Cristina Kirchner ganó las PASO, el voto en blanco representó el 23%.

Esa cifra, que ya era la más alta de Argentina, volvió a subir hace diez días en la cuna del kirchnerismo. En simultáneo, Santa Cruz eligió el 13 de agosto un nuevo gobernador que, por primera vez en décadas, que no pertenece al Partido Justicialista. El sindicalista Claudio Vidal se impuso en los comicios provinciales, aunque en ese caso los votos en blanco representaron apenas un tercio en comparación con las PASO nacionales.

El voto en blanco creció en otras dos de las grandes provincias gobernadas por el peronismo: Santa Fe y Tucumán. El kirchnerismo se había impuesto en las PASO presidenciales de 2019 en Santa Fe y el voto en blanco representó en ese momento apenas el 1,4%. Pero esa cifra llegó en las últimas PASO al 3,4% con casi 40.000 electores que no se sintieron representados en el cuarto oscuro. Tucumán, una provincia históricamente peronista, registró una tendencia similar: se duplicó el voto en blanco en comparación con 2019 y ahora subió al 3,1%. Ambas eligieron ahora a Milei como el candidato a presidente más votado.

El ausentismo electoral

El alto ausentismo electoral, esa tendencia que también se había generalizado en las elecciones provinciales, se replicó en estas PASO nacionales: sólo votó el 69% del electorado, lo que representa un aumento histórico del ausentismo en primarias presidenciales. Fue la participación electoral más baja en una elección presidencial desde que se instauraron las internas abiertas, en 2011.

El ausentismo se ubicó apenas 1,2 puntos porcentuales por encima de las últimas primarias legislativas, cuando todavía había restricciones por el COVID-19. La comparación con las internas abiertas de la anterior elección presidencial lleva esa distancia hasta 7 puntos de diferencia, ya que en 2019 la participación había llegado al 76,4 % del padrón. Concurrieron a las urnas casi 1,5 millones menos que en los anteriores comicios presidenciales.

Las tres principales fuerzas políticas se enfocarán, en las próximas semanas, en captar tanto a los votantes desencantados que faltaron a la cita electoral, como a los enojados que eligieron el voto en blanco. Es un botín que suma 11,5 millones de electores a convencer y que podría dar vuelta las elecciones generales de octubre.

Infobae

Comentarios de Facebook