Hay cada vez menos por el uso del celular y los locutorios, y son también blanco del vandalismo. El gobierno porteño prevé dejar solo lo establecido por ley: un aparato cada 150 metros.

En otros tiempos resultaban imprescindibles. Eran la única manera de comunicarse estando en la vía pública. Pero la proliferación del uso del celular y la comodidad de los locutorios les fueron fue quitando espacio y hoy son sólo el soporte de la publicidad callejera, en muchos casos de oferta sexual, y el blanco fácil del vandalismo.

Los teléfonos públicos están en vías de extinción y la intención del gobierno porteño es acompañar su desaparición. 

Para eso prevén reducir la cantidad lo máximo posible y dejar sólo lo que que establece la ley: un aparato cada 150 metros.

Según un informe del diario Clarín, el operativo lo está encarando el Ministerio de Ambiente, a través de la Subsecretaría de Uso del Espacio Público. Comenzó hace tres meses y ya permitió sacar 145 cabinas. Además del microcentro, también se retiraron en avenidas comerciales como Corrientes, Santa Fe, o Avenida de Mayo, donde circulan muchas personas y, como no se usan, sólo son obstáculos en las veredas.

Para Diego Santilli, ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, el gran problema es que el desuso se suma al vandalismo.

“Los celulares y la proliferación de locutorios dejaron un poco de lado a las cabinas telefónicas, que son vandalizadas y utilizadas para la pegatina ilegal. Por eso buscamos retirarlas, para disminuir riesgos y, a la vez, tener la menor cantidad de obstáculos en la vía pública”, explicó.

Los datos son claros: en 2004 había 10.000 teléfonos públicos repartidos en los barrios; en 2009 ese número se redujo a 4.800 y hoy, según informaron desde el gobierno de la Ciudad, apenas quedan 2.000. De ellos, una buena parte no funciona.

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