Se sabe que los jóvenes creen que son “inmortales” y, basados en esa creencia, muchas veces no miden los riesgos. Así parece haber ocurrido durante el último fin de semana cuando un joven motociclista que circulaba por calle Laprida, al llegar a la esquina de Gazcón e iniciar el giro a la izquierda, no pudo conducir su moto en línea de marcha y se estrelló con fuerza contra un volquete que se encontraba en la esquina citada.
El muchacho sufrió varios golpes, el más fuerte de ellos en la zona torácica y sufrió otras contusiones y varios cortes en su cara. Fue internado en el hospital municipal y ayer recibió el alta médica. Como se dice popularmente, el motociclista “la sacó barata”.
Este accidente da pie para retomar una línea que esta publicación ha sostenido en forma permanente y es la que estima que los volquetes no deben ser ubicados en la calle ya que representan un serio peligro para quienes circulan en algún rodado. Su peso, su solidez, hacen que al producirse un choque, quien se lleve la peor parte será siempre la persona. En este caso particular, al peligro latente que todo volquete ubicado sobre la calle representa, se le suma que estaba colocado en zona no permitida, a tal punto que de haber sido un rodado el estacionado allí, se hubiera mencionado que estaba mal estacionado ya que no se ha guardado la distancia reglamentaria desde la esquina, cosa que puede observarse claramente en las fotos.
No es deseo de El Diario perjudicar el trabajo de nadie, mucho menos cuando escasea como por estos tiempos, pero sin embargo se hace necesario insistir en lo perentorio de hallar una solución al tema que podrá ser, por ejemplo, la ubicación de los volquetes sobre la vereda u otra medida que termine con el riesgo que estas moles de hierro, colocadas sobre la calle, representan.
El accidente que se ha comentado tuvo, si se quiere, “final feliz”, pero bien pudo haber resultado lamentable. Es necesario que las autoridades comunales hallen la solución antes que sea tarde.

El Diario de Baradero

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